Tramo que empieza con una estructura muy “a lo San Remo”, es decir, subida pronunciada con monte a un lado, bionda al otro y detrás de esa bionda la nada más absoluta. Los primeros dos km hasta el alto son muy rápidos, con alguna derecha de “girar volante” y bastante de sacarle las tripas a lo mucho o poco que tengas debajo del capot. Los problemas empiezan ya en la primera bajada… incluso en la primera izquierda, en la cual hay que echar el ancla. En este punto hay que hacer una reseña a lo diferente que es esta zona en seco o en mojado, en seco la rapidez es exponencialmente más alta y eso unido a la ausencia de bionda, hace que la masa escrotal tienda a acercarse más a tú cuerpo si eres un piloto con más de 40 años. Por el contrario, si esta mojado pese a ser más complicadas las curvas a derechas (nunca sucias por la presencia de cuneta de hormigón) los problemas los vas a tener siempre en las izquierdas, en especial las de parar mucho. Mención especial para la llegada y paso por el pueblo de Medeo. En Castro de Sierra se entra en la CN-2 y amigo… aquí empiezan otros problemas, zona de notas si lo quieres hacer bien, zona de cabeza si no quieres mimetizarte con la flora astur y zona de girar el volante con la misma suavidad que lo haría para mantener sexo con un puercoespín. En este trozo de tramo da igual que sea subida que sea bajada, la sensación de peligro es la misma que cuando Ortuño tiene el balón. De cara al espectador es una zona donde si te va el sadomasoquismo Racing no debes de perderte, ya que tienes curvas de todo tipo, si eres más purista también ya que puedes ubicarte y ver la diferencia de trazadas (ya que nadie va a dar una curva igual). En Villalar el asfalto cambia y la carretera vuelve a ser del siglo XXI, pero ahí empieza otro problema más gordo, en caso de que hasta ahora todo fuera como debiera, y es bajar El Acebo. Llegados a este punto, los pilotos deben de tener presente que si hasta bajada no han tenido ni un susto, pueden pasar dos cosas… o que lleves un buen tiempo o que debes de mirar el retrovisor. Nuestro consejo es que si hasta esta bajada no te ha pasado nada no te la juegues en “lo más pindio”.

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